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Who could have thought, that in their state of terror, without any possible escape—not even abroad–they would decide to take refuge in the house of the enemy. Which, being rather a sad place, owing to the tenor of the times and the reign of death, took them in and to this day they all live together in the national theatre of masks. Under our native sun, it can be called the home of the living. The dead—except for the compensatory food allocations to their families—remain at the bottom of the sea. The sea, for its part, offers commanding oceanic indifference.
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QuiĂ©n pudo pensarlo, que de tan aterrados, sin escape posible -aun al extranjero-, decidieran refugiarse en la casa del enemigo. Y Ă©ste, más bien triste -producto del clima y de la muerte reinante- los acogiĂł y conviven hasta el dĂa de hoy en el teatro nacional de caretas. Bajo el sol patrio se le puede llamar tambiĂ©n el hogar de los vivas. Los muertos -salvo compensaciones en alimentos para la familia- siguen en el fondo del mar. El mar, por Ăşltimo, extiende su indiferencia oceánica, almirante.
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Waiting for you in the café is like waiting in the desert sands. For instance: not knowing where you or the moon will appear. Reading and smoking to persuade ourselves we’re not obsessed by these mirages. Thinking I hear your voice, the way it softens the edges of words—no one does it better—or believing I see your face of dearest memory. Looking up, once again scanning the tables and tablelands, to no avail.
Comprehending that you will not come paralyzes my brain, but I can imagine the reasons why you are detained, and you become a promise that endures for days, for years, holding me here, letting me see how you sustain yourself in infinite time.
A kind of enchantment circulates among the patrons who meet in the Desert Café because no one else is waiting for you but everyone suspects mysterious goings-on. Waiting for you, knowing that you won’t come, is in its way beautiful, like an unending act of illusion. Or perhaps it’s a response to the end of an impossible beginning and this wait is another rehearsal for saying good-bye while the wait staff start turning off the lights.
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Esperarte en el cafĂ© es igual a esperar sobre las arenas del desierto. Ejemplo: no saber por donde aparecerás tu o la luna. Leer o fumar para convencemos que los espejismos no nos preocupan. A veces creer oĂr tu voz que suaviza las palabras-nadie sabe hacerlo mejor- o entrever tu figura de cálida memoria. Alzar la vista y recorrer mesas y mesetas, una vez más, inĂştilmente.
Comprender que ya no vendrás fija mi pensamiento imagino quĂ© razones te detienen y te transformas en promesa que puede demorar dĂas, años, para quedarme allĂ viendo como te sostienes en el tiempo infinito.
Cierto encanto circula entre el público que se renueva en el “Café Desierto” porque nadie más te aguarda pero sospechan acciones de misterio. Esperarte, sabiendo que no vendrás, es también hermoso como un acto de ilusiÓn sin termino. O quizás responda al final del inicio imposible y esta espera sea otro ensayo de adiÓs mientras el personal comienza a apagar las luces.
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Nothing is more appealing than a crime committed at the ends of the earth in a country of clear waters. That which never happened, perhaps because of the winds and the rains, the glaciers in the south, isolation and poverty and red-hot desert sands, an abiding contempt for history, and always the same trailing reaction (leave it for tomorrow), did happen and no one could stop the crime as nocturnal sport and no camera or system could film the situation.
Who but we could repeat this communal rite as many times as may be necessary and keep applauding from the bleachers of the national stadium.
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Nada atrae más que un crimen en los confines de la tierra y en un paĂs de aguas transparentes. Lo que jamás habĂa ocurrido, un tanto por los vientos y las lluvias, por los hielos del sur, por su aislamiento y pobreza y las arenas del desierto -rojo vivo- y el desprecio por la historia ajena y siempre la reacciĂłn tardĂa (para mañana), ahora sucediĂł y nadie pudo impedir el crimen como deporte nocturno y ninguna cámara o sistema pudo filmar la situacion.
SĂłlo nosotros somos capaces de repetir este acto interior tantas veces como sea necesario y aplaudir desde las gradas del estadio capital.
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An invisible wall unites borders. Death in Bangla, Iraq, or NYC, everything or nothing is known, all at the same time. Responding to the signals sent out from distant confines—provisional memories soon to vanish—come the pages destined to be lost; these will slip between the hands; the finger will follow the prompt allowing it to touch the image born of the bonfire. A wall stronger than any border is the image of an invisible wall.
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Un muro invisible une las fronteras. Muerte en Bangla, Irak o en N.Y. y todo o nada se conoce al mismo tiempo. Ante los pulsos emitidos desde confines remotos-provisorios recuerdos prontos a desaparecer-, serán las páginas el destino perdurable; resbalarán entre manos y el dedo seguirá la lĂnea para tocar la imagen que nace de la hoguera. Un muro más fuerte que toda frontera es la imagen del muro invisible.
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–Have you seen, between the clouds, at the sea’s edge, when the shadows fall, the arrival of the caretakers of poetry?
–Sorry, what?
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Ha visto usted, entre nubes, en la orilla del mar, cuando caen las sombras, emerger a los cuidadores de la poesĂa? QuĂ© cosa?
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“Patriotism is the last refuge of a scoundrel.“
(Dr. Samuel Johnson)
38 London Street. If one had to list the addresses of all the houses used for torture—as recently as yesterday—we would run out of trees for paper, but there would be an abundance of cables and screaming for today’s deaf citizens.
Now again they are mansions. Old bars and bodegas are now cheery storefronts displaying mobile phones. Mirrors and flags sweep away the dirty past. Landlords return from hiding to plant flowers. And, on the lamp posts, the mayor has installed trash bins festooned with the city’s seal.
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“La patria es el Ăşltimo refugio de los bandidos”
(Dr. Samuel Johnson)
Londres 38. Si hubiera que citar todas las direcciones de las casas de tortura -reciĂ©n ayer- faltarĂan hojas del bosque y sobrarĂan cables y gritos para los ciudadanos sordos de hoy.
Ahora regresan las mansiones. Bodegas y barrotes se han transformado en vitrinas alegres para exhibicion de mÓviles. Espejos y banderas ondean para limpiar el pasado. Vuelven los arrendadores escondidos a extender las flores. Y el municipio instala basureros peatonales que lucen el escudo de la ciudad.